Baile de máscaras




En estos días a cual niños, los adultos jugamos a enmascarar nuestra persona, esta vez de una forma más visible. Como en mi preciada Venecia las máscaras cubren nuestros rostros... Mientras algunos como en la edad media y en el renacimiento huimos del mundanal ruido hacia lugares libres, menos contaminados de esta "peste". Cuando el resto del mundo celebra con algarabía estas fechas, unos pocos hacemos uso de aquella careta con forma de ave y de origen genovés que para nada guardaba relación con dicha festividad, si no más bien como medida preventiva de la fuerte epidemia que azotó a la población europea en la edad media y renacimiento. Pese a que mi mascara siempre ha sido la de gato o gnaga y no por sus connotaciones homosexuales asociadas a su procedencia, sino por la escasez de este animal en la época.

Es en esto en lo que llevo pensando un tiempo, ¿en que momento la sociedad enmascara sus intenciones reales ?, ¿ cómo en la antigua Venecia deberíamos limitar el uso de máscaras a unos días concretos del año? Hace unos meses que mi olfato denota ese olor desagradable de intenciones encubiertas, de palabras disfrazadas, de imágenes irreales. Cansada de todo esto me siento cada vez más Gnaga como ese animal solitario, independiente. Que aumenta su escasez también en nuestros días, porque la inmensa mayoría se dejaron domesticar o sucumbieron a la epidemia que azota la sociedad del momento.

Comentarios

Patricia ha dicho que…
La magia tras la mascara.. pero cual es nuestra verdadera faz? una mascara¿ o nuestra cara?.. . la luz de la verdad solo puede darla una mirada limpia y una sonrisa clara y franca.. lo demás son mascaras.... pero reconozco que hay alfunas mascaras que hechizan.. que te dejan.. hipnotizada.. que te transportan a otro mundo..

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