Solsticio de invierno
Se adentraba el invierno,
su adorado frío,
ese que la permitía correr,
el mismo que adormecía a otros.
Ella lo amaba
la permitía estar en cada paraje
sin compañias fortuitas.
Había aprendido a disfrutar su propia compañía
Su carácter cálido como el fuego
se había acostumbrado a ese frío
a su silenciosa anestesia, a su paz.
Su mente y su alma hacía tiempo que lo moraban .
Y disfrutaban gozosamente.
Desconocia sí algún día,
volvería a abandonar
ese gélido sosiego.
Quizá habría lugar para compartir.
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