Mi,me, conmigo
Hace tiempo escuché, como se mofaban al escucharme decir, que la sociedad es como el engranaje de un gran reloj; del que todos formamos parte. A cual cadena de fábrica, que continúa su curso sin apenas variación.
¿Acaso somos una ínfima parte de este abismal mecanismo?
¿Funcionamos exclusivamente dentro del margen de rotación establecido?
O sencillamente, hemos aceptado la posición que ocupamos sin intención de salir de la rutina, cuestionando e intentando sabotear a aquellos que tratan romper el funcionamiento establecido.
Resulta cómodo criticar los esfuerzos ajenos, procurando ahogar su empeño por romper con esta cadena incesante, en la que nos encastraron sin permiso. Entorpeciendo su evolución, e incluso hundiendo a esas personas en la miseria , minando su autoestima y haciendo que se cuestionen el porque de su ser.
Son pocos los que se atreven... Escasas ovejas negras que deciden apartarse de los convencionalismos y comportamientos del resto, haciendo oídos sordos a los numerosas críticas hacia su persona, su forma de actuar e incluso a su fisionomía.
Afortunadamente y sopesando las adversidades, unos pocos continúan su camino, porque ya no les importa que les cuestionen . Ya dejaron de observar el espejo desde los ojos de otros, se desprendieron de ese lastre.
Bailaron sin importar el ritmo, sin pensar en el que dirán.
Olvidaron escuchar el barullo de las opiniones y reencontraron su ser.
Alcanzaron esa paz mental, el equilibrio armónico del que tanto habían oido hablar.
Degustando su momento "zen".
Apreciando cada detalle que les rodea, inundando su mente de estímulos , ideas, proyectos ... Conectando consigo mismos y con la naturaleza. Escuchando el sonido del aire en las copas de los árboles, consejeros de sus decisiones .
No ha sido fácil, aún queda mucho por caminar, pero es un buen comienzo; un pequeño principio de un sin fin de oportunidades.
Ahora sí pueden emprender, evolucionar , lograr todo aquello que se propongan ; porque alcanzarán las herramientas necesarias o elaboraran las suyas propias para construir todo aquello que su mente determine.
Resulta cómodo criticar los esfuerzos ajenos, procurando ahogar su empeño por romper con esta cadena incesante, en la que nos encastraron sin permiso. Entorpeciendo su evolución, e incluso hundiendo a esas personas en la miseria , minando su autoestima y haciendo que se cuestionen el porque de su ser.
Son pocos los que se atreven... Escasas ovejas negras que deciden apartarse de los convencionalismos y comportamientos del resto, haciendo oídos sordos a los numerosas críticas hacia su persona, su forma de actuar e incluso a su fisionomía.
Afortunadamente y sopesando las adversidades, unos pocos continúan su camino, porque ya no les importa que les cuestionen . Ya dejaron de observar el espejo desde los ojos de otros, se desprendieron de ese lastre.
Bailaron sin importar el ritmo, sin pensar en el que dirán.
Olvidaron escuchar el barullo de las opiniones y reencontraron su ser.
Alcanzaron esa paz mental, el equilibrio armónico del que tanto habían oido hablar.
Degustando su momento "zen".
Apreciando cada detalle que les rodea, inundando su mente de estímulos , ideas, proyectos ... Conectando consigo mismos y con la naturaleza. Escuchando el sonido del aire en las copas de los árboles, consejeros de sus decisiones .
No ha sido fácil, aún queda mucho por caminar, pero es un buen comienzo; un pequeño principio de un sin fin de oportunidades.
Ahora sí pueden emprender, evolucionar , lograr todo aquello que se propongan ; porque alcanzarán las herramientas necesarias o elaboraran las suyas propias para construir todo aquello que su mente determine.
Comentarios